El caballo es un animal, que a pesar de su apariencia es muy
delicado. Por ello debemos extremar su cuidado en cosas tan
fundamentales, como puede ser su alimentación.
Es muy importante suministrarle la comida en pequeñas raciones
durante varias veces al día, su estómago no es muy grande, lo que
no le permite comer raciones demasiado grandes (la cantidad varía en función del tamaño del caballo y el
esfuerzo que realiza)
Por lo tanto se considera adecuado administrarle tres raciones
de comida sin olvidar jamás , el forraje ya que resulta fundamental
como ayuda en su digestión.
Detalles que no debemos olvidar jamás es evitar el ejercicio
después de las comidas, ya que la digestión del caballo es muy
lenta, por eso como mínimo debemos dejarle reposar al menos una
hora.
El caballo deberá tener siempre en la cuadra agua limpia y
fresca dándole la posibilidad de beber cuando quiera.
No deberemos dejarle beber mucho antes de hacer ejercicio
y tampoco después del trabajo cuando aún está sofocado, es
preferible que beba pequeñas cantidades y de agua no muy fría.
En cuanto al ejercicio que debe realizar dependiendo de la
resistencia del caballo, nunca se deberá ser abusivo. Son evidentes
los síntomas de agotamiento, por lo tanto cuando se muestren
debemos parar.
Como cualquier otro animal, lo ideal sería que tuviese la
posibilidad de hacer ejercicio a diario.
Si nos resulta imposible trabajarlo con continuidad, sería bueno
al menos, soltarlo en un prado o darle cuerda con cierta
frecuencia. El trabajo irregular, largas jornadas de trabajo con
intervalos de inactividad, son francamente perjudiciales.
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